Pensar el trabajo docente como posición impregna de subjetividad una tarea que –a su vez– no desconoce la existencia de marcos normativos que la moldean y regulan. Más bien, permite identificar una tensión. Las posiciones docentes nunca “son” en estado cerrado y definitivo, sino que siempre “están siendo” de modo relacional, –sostiene Southwell– en virtud de las equivalencias y diferencias provisorias que se establezcan con otras. En otras palabras: cada posición docente es el resultado de una construcción “que se da en la relación, no siendo posible definirla, establecerla y asirla de antemano ni tampoco desvinculada de la construcción histórica de dicho trabajo”.